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martes, 2 de febrero de 2016

“Alcantarillado a cielo abierto…”


“En eso es lo que se puede convertir el Distrito de Riego de La Ramada, en un alcantarillado a cielo abierto” fueron las palabras del presidente de la Asociación de Usuarios del Distrito de Riego y Drenaje de Gran Escala de La Ramada (ASORRAMADA), Gilberto Ramirez Ruiz, refiriéndose al futuro de los canales de uno de los distritos de riego más antiguos del país. Inaugurado en las lejanas fechas de 1939, el Distrito de Riego y Drenaje de La Ramada le ha servido muchos de los agricultores y ganaderos de la Sábana Occidente que han tenido al agua por uno de sus grandes aliados y obstáculos a la vez: aliado en cuanto le provee de agua en épocas de verano, como obstáculo cuando proliferan las inundaciones. Lo cierto es que en las últimas tres décadas dicho servicio se ha puesto en riesgo con la urbanización e industrialización de Mosquera y Funza, municipios en donde el distrito de riego cubre su mayor área.




Como lo pudimos constatar en una visita guiada por el presidente de la asociación que agrupa a los más de mil usuarios del distrito de riego, la expansión de la malla urbana de la Sábana de Bogotá se ha hecho en varias ocasiones a costa de la calidad de las aguas de las cuales se abastece el distrito, provenientes del humedal Gualí-Tres Esquinas y del río Bogotá. Al visitar las estaciones de bombeo del Chicu, sobre el río Bogotá en Cota y la de La Ramada, sobre el humedal Gualí en Funza, se puede percibir fácilmente el efecto de las aguas de alcantarilla que se vierten sobre estos cuerpos hídricos. Ya sea el manto de espuma que cubren las aguas de los canales, como las ondas que generan los zancudos al volar sobre las aguas del Bogotá, las consecuencias de la contaminación de los cuerpos hídricos de la Sábana nos van advirtiendo de la amenaza que se cierne a escasos kilómetros, incluso metros, de quienes siguen llegando a habitar los antiguos dominios del Zipa.




Sin embargo, la realidad del distrito de riego de La Ramada es tan desconcertante, que a escasos kilómetros del lugar donde el agua es tomada del río Bogotá, se encuentran lagunas artificiales de aguas impecables como La Isla, a escasos metros sobre la vía Funza-Siberia. Los efectos benéficos que la combinación del movimiento del agua en los canales del distrito  junto a la exposición a la luz solar hacen sobre la calidad de esas aguas, permiten que inclusive bandadas de patos canadienses y tinguas puedan verse nadar tranquilamente sobre dichas aguas. De la misma manera se puede apreciar en toda la extensión del poderoso canal Victoria, columna vertebral del distrito en la zona rural de Mosquera.



La belleza incomparable de los paisajes sabaneros, que aun todavía puede apreciarse al observar la extensión de las haciendas que se benefician del riego y drenaje del distrito en Mosquera y Funza, solo es equiparable a la ignorancia con la que muchos de los habitantes –viejos y nuevos– de nuestros municipios tienen sobre este patrimonio. De la misma manera que hace quinientos años los muiscas cultivaron las inmediaciones del río Bogotá por medio de un primitivo sistema de riego hecho de camellones*, los HijosDelZipa queremos contribuir a facilitar el reconocimiento y protección a una obra como el distrito de riego y drenaje de La Ramada, que junto con las personas que la han mantenido por más de ochenta años, han contribuido a la prosperidad y riqueza de ésta singular y única región de Colombia y el mundo que es la Sábana de Bogotá. De su futuro, depende el nuestro…


Gilberto Ramirez Espinosa



*Canales perpendiculares al río que filtraban las aguas en época de inundación, garantizando un cultivo permanente en las porciones de tierra que entre canales no se veían afectadas por el agua que las bordeaba. Todo lo contrario de los jarillones que actualmente se pueden apreciar por la entrada a Bogotá desde la calle 80.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Los Hijos del Zipa y el liderazgo político en Sábana Occidente

Con motivo de las elecciones locales pasadas realizadas el domingo 25 de octubre, los “Hijos del Zipa” quisimos contribuir, fieles a su misión de promover un desarrollo territorial conciente por parte de los habitantes de los municipios de la Sábana de Bogotá, un escenario de debate entre los candidatos a la alcaldía de Funza y Mosquera. Que mejor oportunidad de compartir nuestros análisis sobre el ordenamiento territorial de estos municipios de Sábana Occidente que en un encuentro de candidatos a la alcaldía de los municipios conocidos como La Puerta de la Sábana.




Nuestro evento transcurrió en horas de la noche del viernes 23 de octubre en la finca Santo Tomas, al frente de la entrada del club San Andres, en Funza. Con la asistencia de Oscar Uribe, candidato a la alcaldía de Funza por el movimiento “Integración Ciudadana” y el Partido Conservador, y de Carlos Sabogal, candidato a la alcaldía de Mosquera por el Partido Liberal. Aunque ambos candidatos demostraron un adecuado conocimiento de los problemas conjuntos que dos municipios conurbados como Funza y Mosquera tienen en materia de seguridad, movilidad y medio ambiente, y manifestaron su compromiso por crear una agenda conjunta que priorice dichas materias de haber sido alcaldes, la ausencia de los demás candidatos nos privó de conocer el compromiso de ellos en dicha materia.




Se preguntara el lector, ¿Qué ocurrió entonces? ¿Por qué no fueron los demás candidatos? Para sorpresa de quien nos lea, los “Hijos del Zipa” seguimos haciéndonos esas preguntas, porque las respuestas que nos hemos atrevido a dar le atribuyen mala fe a los medios de comunicación con quienes nos habíamos comprometido desde un principio para realizar dicho conversatorio, como a los candidatos que prefirieron abstenerse de un encuentro con sus competidores. Por eso preferimos reseñar la buena fe de todo nuestro equipo y quienes nos acompañaron ese día, que repartir acusaciones y fomentar sospechas para quienes nos privaron de sus propuestas y opiniones sobre el desarrollo de estos dos municipios.





A la fundación ProMujer, a las campañas de Oscar Uribe y Carlos Sabogal, a los medios de comunicación que nos acompañaron a último momento y a todo el público que manifestó interés por el evento, les reiteramos un saludo de agradecimiento por el apoyo de este tipo de iniciativas. Mosquera y Funza están a la expectativa de mejorar en muchos campos de su realidad como hogar de más 200.000 habitantes, que diariamente sufren el caos de tránsito de sus vías, de la amenaza potencial y real del crimen organizado, como de los efectos crecientes y negativos de todas las formas de contaminación.



Lo que los alcaldes entrantes  puedan resolver en dichas materias demanda un compromiso con iniciativas ciudadanas que como la nuestra de aquel 23 de octubre, buscaba promover la participación en dichas soluciones por parte de quienes habitamos los antiguos parajes del Zipa. El liderazgo, como muchos reconocimos ese día, demanda más acciones que promesas…





Gilberto Ramirez Espinosa

martes, 24 de noviembre de 2015

La limpieza de nuestro Gualí

Fotografía Hijos del Zipa.


¿Se ha preguntado quién se encarga de mantener el espejo de agua en nuestros humedales? Nosotros fuimos tras la persona que se preocupa por embellecer nuestro paisaje y conservar este importante cuerpo hídrico para nuestro departamento.


Fotografía Hijos del Zipa.


Henry Canro es promotor de la Corporación con el corazón en la tierra “CORATIERRA” que desde hace 5 años adelanta trabajos de protección a los cuerpos de agua de la región de sabana de occidente especialmente de la laguna La Herrera y el Humedal del Gualí. Una difícil labor que se ha venido desarrollando junto a la CAR como padrinos del humedal, buscando aportes de parte de la secretaria de integración y desarrollo ciudad-región, la alcaldía y la EMAAF. 

Con el trabajo realizado se ha conseguido también la declaratoria del humedal como reserva natural ambiental, además dentro del actual POBT se afectaron 100 metros más de la ronda del humedal en febrero de 2014 dando un total de 150 metros de protección. Sumado a esto se ha declarado el 5 de junio como el día del humedal invitando a la población a preocuparse por su protección.

Fotografía Hijos del Zipa.


Se ha alcanzado que del presupuesto municipal se invierta el 1% en el humedal y que se promuevan programas con los niños funzanos para que sean ellos los encargados de la tan necesaria apropiación por parte de la comunidad.

Fotografía Hijos del Zipa.

Con maquinaria desarrollada por los mismos soldadores del municipio se desarrolló “La güapucherita” que hace posible hacer una limpieza más profunda y en lugares en los que nunca se había limpiado porque anteriormente se hacía manualmente.


Fotografía Hijos del Zipa.


Todos estos esfuerzos han sido gratificantes para CORATIERRA y que ya existan dos espejos de agua en el municipio de Funza es un gran logro, sin embargo es notable que de darse un apoyo real de parte de los gobiernos municipales, departamentales y nacionales sería otra la realidad. Los residuos de buchón que se extraen del humedal podrían ser transformados en abonos orgánicos que podrían comercializarse para los viveros y la agricultura de la ciudad, por mencionar tan solo un ejemplo. 

Es necesario que las jornadas educativas trasciendan los salones de clase de los colegios, lleguen a la ciudadanía y a las empresas presentes. Es momento de la reforestación y ponerle freno a los contaminantes.


Fotografía Hijos del Zipa.


Acciones ciudadanas como la de CORATIERRA son un gran aporte para el beneficio del medio ambiente y la comunidad en general; sin embargo la voluntad política es el ingrediente fundamental para que estas acciones sean implementadas a mayor escala, de manera sustentable y sostenible con gruesos presupuestos y fuertes compromisos para trabajar por la gran riqueza ambiental que tiene nuestra región pero que hasta el momento se ha dejado en el olvido.

Fotografía Hijos del Zipa.


Autor: David Enrique Flores

miércoles, 29 de julio de 2015

Los herederos del Zipa: de la “Imperial Bacatá” a la ciudad región.



En días recientes, mientras caminábamos por el frente de la alcaldía de Funza, leímos una placa que dice: “Extinguida la imperial Bacata a la muerte de Tisquesusa y Sagipa, fundose el nuevo pueblo que hoy es esta villa, heredera de las tradiciones del Zipa y procera por su contribución a la Independencia de Colombia […]”. Al leer dicha placa, nos inquietó aquella afirmación de ser “heredera de las tradiciones del Zipa”, pues en los casi cinco siglos que han transcurrido desde que la “imperial Bacata” se extinguió, son varias tradiciones que en efecto se han conservado en la región que otrora reconociera la autoridad de Tisquesusa y Sagipa.

Al día de hoy, la región reconoce otras autoridades como alcaldes, diputados, concejales y un gobernador, aunque de vez en cuando todavía los tratan como caciques… La “imperial Bacatá” parece haber resucitado desde que la ciudad llamada “Santa Fe” desbordara sus límites y recobrara su título de “Bogotá”, para finalmente reencontrase con el poblado que le dio nombre a una de las pocas sabanas que se encuentran en el mundo a la altura de 2.600 metros. Y la más sorprendente de todas las tradiciones es que seguimos habitando los márgenes del poderoso rio Bogotá, pues solo entre las localidades distritales de Suba, Engativa, Fontibón, Kennedy y Bosa, como en los municipios de Tenjo, Chia, Cota, Funza, Mosquera y Soacha, hallan descanso cerca cinco millones de hijos del Zipa.

¿Porqué hijos del Zipa? Si bien muchos de quienes habitan estas márgenes en la actualidad provienen de otras partes del país y son pocos realmente los privilegiados que pueden asegurar su linaje muisca, este seudónimo identifica a quienes ahora habitamos este territorio sintiéndolo nuestro y deseando construir en él un mejor futuro ¿O es que acaso la movilidad de la metrópoli, el desarrollo cultural, el abastecimiento de servicios públicos, los problemas ambientales e incluso la competitividad económica de esta gran sabana, discriminan según la procedencia, barrio o municipio en el que vivimos?

Y es que quienes nos desenvolvemos a diario a lo largo y ancho de este territorio, hemos construido una sociedad que trasciende las fronteras políticas municipales, consolidando dinámicas que sobrepasan la comprensión y capacidad de gestión de nuestros gobernantes, quienes aún luchan por articularse y crear agendas conjuntas en un escenario con diversos partidos políticos, rigidez normativa, egos y burocracia.

Consecuencias de esta situación hay muchas; como la tragedia en la que se ha convertido la movilidad intermunicipal, la depredación de una de las tierras agrícolas más productivas del mundo para el crecimiento de la urbe o la contaminación de nuestro tan impotente rio; todas estancadas en aquel limbo de “lo que es de todos y a la vez de nadie”.  Es a partir de esta realidad como jóvenes habitantes de Funza y Mosquera, hemos decidido trabajar por nuestra herencia, buscando fortalecer la identidad y cultura de lo público en torno a nuestro territorio, sacando del limbo las diferentes problemáticas que nos convocan y convirtiéndonos en sus representantes.


Hijos del Zipa.

Fé de errata. Este artículo fue publicado previamente por un miembro del colectivo "Hijos del Zipa", sin embargo es una creación colectiva del trabajo y aporte creativo de todos sus miembros, agradeciendo especialmente a nuestro querido historiador.

martes, 3 de febrero de 2015

El humedal de Gualí. Problemas actuales y potenciales futuros (parte 1)

Entrada al municipio por tres esquinas. Fotografía: Juan Sebastián Amaya

Siguiendo con nuestra entrada anterior sobre los humedales, quisiéramos mostrarles el registro audiovisual y las reflexiones que nos surgieron el día de ayer a propósito de nuestra salida de campo.

Debido a nuestro desconocimiento inicial sobre como ingresar a estos ecosistemas, iniciamos nuestro recorrido con una pequeña consulta en internet sobre el humeral de Gualí, el cual -tras escuchar a varias personas- resultaba ser el más importante del municipio.

Fotografía satelital de Funza. En amarillo trayecto del humedal Gualí. Fuente: http://www.drcalderonlabs.com/Programas_Ambientales/El%20Humedal%20Guali%20Tres%20Esquinas.pdf

Gracias a la búsqueda con Google, pudimos incluso conocer el trayecto de este cuerpo de agua, por lo que nos propusimos caminar la mayor distancia posible desde su intersección con la calle 15 (casi a la altura de tres esquinas) hacia su salida sobre la vía a Siberia. Es necesario aclarar que este cuerpo de agua no inicia en este punto, sino más bien es cortado a la mitad por la vía, continuando hacia el sur tal y como lo muestra la siguiente fotografía.

Vista de 180º hacia el sur del humedal de Gualí desde la calle 15. Fotografía: Juan Sebastian Amaya








En esta zona, se aprecia una vía de doble carril de las de mayor importancia para el municipio, debido a que nos inter-conecta con la calle 13. Esta vía cuenta también con una ciclo-ruta y anden bastante "amables" que vienen desde el cruce de la calle 15 con avenida novena o vía a Siberia, lo que facilita el acceso a este punto para peatones, bicicletas y automóviles.

Calle 15 problemas de infraestructura presentes. Fotografía: Juan Sebastian Amaya.























Sin embargo se debe también mencionar el estado de la infraestructura, la cual presenta baches y varios problemas que impiden circular de forma adecuada (como el cráter que se observa en la siguiente fotografía), al igual que el mobiliario urbano, en el cual se aprecian bancas graffiteadas y dañadas y la total inexistencia de canecas para la basura. Esta carencia se suma a la falta de conciencia de la población, que aprovecha la cercanía al cuerpo de agua para arrojar todo tipo de desechos, apreciables a simple vista.

Desechos arrojados al humeral desde el andén. Fotografía: Juan Sebastian Amaya

Al llegar al gran letrero de "Funza" , nos encontramos con varios trabajadores de la industria vecina que terminaban de podar el prado "hasta donde les mandaron a hacerlo", trabajo que sin necesitar de mayor cosa permitía gozar de una pequeña pero confortable zona verde sobre la vía. Lástima que solo a unos pocos pasos este trabajo ya no se daba. Para quienes conocen este tramo o lo han visto al pasar, saben que hay un pequeño puente de madera que se adentra en el bosque... Las siguientes fotos fueron tomadas desde esta entrada con una panorámica de 180º. Allí podemos observar como se planta una frontera entre el mantenimiento de un espacio público y un pequeño bosque que se adentra poco a poco entre un pasto cada vez más alto.


Entrada al humeral de Gualí. Fotografía: Juan Sebastian Amaya.

Antes de ingresar nos detuvimos a tomar una imagen del cuerpo de agua -o más bien de buchón- al cual deseábamos conocer un poco más... En este primer momento no pudimos observar ave o animal alguno que nos distrajera del "ligero" olor nauseabundo que desprendían las aguas.

Humedal infestado de buchón. Fotografía: Juan Sebastian Amaya 

A pesar de la gran altura del pasto, logramos ingresar poco a poco a un bosque gracias a un pequeño sendero que dejó expuestas las huellas de algún personaje anónimo que se adentro antes que nosotros,    aunque varios días o semanas atrás. Allí al avanzar con nuestro recorrido nos logramos maravillar con varias flores y árboles de diversas especies, al igual que con más de un canto de aves -que a pesar de no lograr divisar- sabíamos que se encontraban bastante cerca.  

Algunas flores en medio del bosque. Fotografía: Juan Sebastian Amaya

Tras unos minutos de caminata nos volvimos a dirigir hacia el cuerpo de agua, encontrando para nuestra sorpresa, una gran barrera de tierra de cerca de tres metros de altura entre el bosque y el borde, que se extendía a lo largo de toda la orilla hasta donde nos daba la vista; gracias a esta barrera, pudimos tener finalmente mejor panorámica del lugar, encontrando un pastizal de juncos y buchones que parecía no tener final, solamente acompañado por unos cuantos árboles y un conglomerado de construcciones que nos saludaban desde el otro lado, a lo que pensamos ¿donde dará la otra orilla?

Panorámica de 180º del humedal de Gualí. Fotografía: Juan Sebastian Amaya

Luego de un camino lento -debido a los casi 80 centímetros de pasto- y una charla amena sobre los posibles usos de este espacio verde, fuimos detenidos, para nuestra sorpresa, por un canal de cemento y una cerca que comunicaban la parte trasera de una gran industria y el humedal, lo que impidió continuar con nuestro recorrido y nos mostró una parte oculta de la relación del municipio con este cuerpo de agua...


Realmente no sabemos el propósito de este espacio o su utilidad, sin embargo, el olor y la viscosidad del agua que de allí surgía hacia el Gualí solo nos pudo causar la gran tristeza con la que escribimos esta entrada. Así ¿Como pretendemos hablar de conservación?

Querido Alcalde, quisiéramos saber: ¿Que es esto? ¿Que está haciendo realmente su administración para conservar nuestro Gualí?