domingo, 19 de marzo de 2017

Nuestro entorno aún en el olvido

Con relación al acercamiento que he tenido los últimos años de mi vida a la agricultura -una de las labores más dignas y que marca la subsistencia del ser humano-, que me lleva a relacionar lo científico con lo real, en donde es un hecho como el agua es el motor de lo que nos rodea, una simple molécula descrita por la ciencia como una unión de dos hidrógenos y un oxígeno, es la base de lo que comemos, usamos o vemos a diario; una afirmación tan simple que se ha ido convirtiendo en un hecho intrascendente para muchos, descuidando así este recurso esencial para nuestra subsistencia.

A casusa de la progresiva expansión humana, el agua y demás recursos que aseguran nuestra existencia, de manera alarmante se están apagando… extinguiendo, y aun así seguimos generando un daño irreversible, pensando que nuestras acciones no generarán un impacto de mayor gravedad. Que equivocados estamos! cuando a escasos pasos de nosotros la realidad de una tierra agonizando, está allí, esperando a que reaccionemos y entendamos que la solución está en nosotros como generación de cambio, de progreso y análisis.

Simplemente no es la tecnología, no es la globalización, ni mucho menos los paquetes tecnológicos, que acompañados de una evolución acelerada han generado tal decadencia, es más la avaricia, la sed de alcanzar un estatus imaginario, rodeado de confort y comodidad lo que nos ha llevado a dejar de lado el entorno, del cual otros más dependen, llevándolo a un deterioro progresivo con la esperanza que se renovará en un corto tiempo, cuando su equilibrio y evolución ha tardado más que la nuestra como especie.

La solución definitiva no se basa en investigar nuevas estrategias de como mitigar el deterioro ambiental y con este, el agua, es más una acción autónoma de querer mejorar lo que existe y de pensar en que se puede. No trata de depender del ideal “todos hacemos”, si no preguntarme  que puedo hacer, actuar y que otros se sumen a partir del ejemplo no del discurso.

Es urgente para la próxima generación y las que le siguen que entendamos la urgencia del cambio,  y lo materalicemos, en cada acción que emprendamos en nuestro diario vivir, generando consciencia.


Como otras muchas enseñanzas ancestrales, la agricultura es sólo una de las tantas acciones que podemos retomar para contribuir al cambio, la autoproducción desincentiva la industria agrícola contaminante y química, mejora nuestra salud por medio de la nutrición y nos genera ahorro económico. 

Esta es sólo uno de muchas otras actividades que forman parte de nuestra cotidianidad, en las cuales no tomamos un régimen de medida, si no por el contrario de desmedida, por un consumismo, sin aplicar nuestra ética y razonamiento personal en lo que implica el facilismo,  es por tanto este llamado el que hacemos para llegar a un proceso de cambio, que trascienda, para entender que nuestra existencia depende de relaciones cíclicas, que al ser interrumpidas dan como resultado un desequilibrio que repercute no sólo en nosotros como individuos, sino como especie.

Leidy Lorena Delgado Tellez
Tecnóloga en Producción ganadera

Estudiante 8 Semestre de Ingeniería Agronómica
Hija del Zipa

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