La polarización del país se debe en buena medida al lamentable desarrollo de las campañas a favor y en contra de firmar el acuerdo de paz.
La complejidad de un proceso de esa naturaleza y las
discusiones que debieron darse fueron reemplazadas por mensajes simplistas y
manipuladores que buscaban un marketing electoral producto del miedo y la
desinformación. Fue desafortunada la actitud triunfalista de un gobierno
impopular y una guerrilla odiada, sumado a ignorar cosas tan evidentes como que
lograr una paz estable y duradera es mucho más que acordar el fin del conflicto
con las FARC. La campaña del No por su parte fue aún más descarada, como lo
evidencio su líder, Juan Carlos Vélez al declarar que fue manipuladora.
Argumentos tan absurdos como que Timochenco seria presidente, ignorando que
debía ganar las elecciones, lo cual es virtualmente imposible para alguien tan
odiado; que Colombia sería una nueva Venezuela, desconociendo que la
realidad del país vecino se construyó
con un proceso histórico y social del cual los colombianos son detractores; que
se entregaría el país a las FARC, dándoles 5 curules en un congreso de 273
integrantes por lo cual no tienen capacidad para tomar decisiones. Pero la
ideología de género fue el más sobresaliente, quienes dicen que existe no han señalado un sólo artículo
del acuerdo donde se evidencie, las FARC
son culpables de muchos males, pero aún no entiendo cómo se puede culpar a una
guerrilla de la homosexualidad en el país. Este acuerdo requería que todos
realizáramos un esfuerzo intelectual para pensar que es lo mejor para el país y
tristemente esta no fue la situación, es
decepcionante que cayéramos en ese
juego, demostrando que estamos lejos de
ser una sociedad que puede dialogar con argumentos para solucionar sus muchos
problemas.
Pero lo que realmente mantuvo con
vida esta discusión es que los defensores del NO plantearon que
su propósito era la renegociación. Es muy probable que el Uribismo nuca haya
hecho tal propuesta con sinceridad. Alvaro Uribe se ha negado a participar como
negociador del proceso aun cuando el país le solicita que asuma la
responsabilidad que su victoria conlleva. Para él, ceder implica renunciar a la
posición que históricamente ha mantenido y no hacerlo es sepultar el proceso de
paz y ser calificado por muchos como el culpable de tal resultado. Nadie ve
cual acuerdo podría realizarse entre posiciones tan antagónicas, aunque las
últimas propuestas de Uribe reducen las líneas rojas trazadas. A este panorama
hay que agregar que las fuerzas políticas
están pensando en las próximas
elecciones presidenciales, que de haber un acercamiento se desconocen los mecanismos legales para
validarlo.
Muchos defensores del SI culpan a
los votantes del NO de privarlos de vivir en paz, generando una gran
hostilidad, la decepción y frustración de buena parte de la sociedad nos podría llevar a una situación patética;
además de no solucionar el conflicto con las FARC, podemos terminar generando
otro en la sociedad civil. No obstante, ese sentimiento de perder una
oportunidad única y la sensación de que hay que apersonarse de las decisiones
importantes del país han hecho que miles de personas salgan a las calles para
dar un mandato popular; acuerdos ya¡, por
fortuna esto no se ha traducido en posiciones sesgadas, sino en decirle a los
líderes políticos y a la guerrilla que hay una gran parte de la sociedad que no
les va a perdonar el no sentarse a discutir civilizadamente y con argumentos,
buscando una solución real.
Aunque queramos mejorar el mundo
debemos empezar en nuestro propio territorio,
a principios del mes de octubre
se puso en contacto un grupo principalmente de jóvenes de Funza y Mosquera para
dar su aporte, nuestras maneras de pensar eran muy diferentes, pero llegamos a
acuerdos y los ejecutamos de manera eficiente, teníamos dificultades de tiempo,
de recursos y no sabíamos cómo reaccionaría la ciudadanía
de los municipios, pues era una novedad, con más corazón que certidumbres el viernes
14 de octubre a las 6:00 pm se desarrollaron los actos en el parque de Funza.
El evento fue hermoso, no
existieron arengas sino una voluntad real de reconciliación. Además de música,
teatro y danzas dejamos que el fuego se llevara todas las cosas negativas del
eterno conflicto colombiano, consignándolas en papeles. Luego con ese
fuego encendimos las velas que
representaban nuestra esperanza y deseo
de una Colombia mejor. Fue algo para todos, desde los niños que se presentaron
los bailes, hasta adultos mayores que recorrieron desde la biblioteca de
Mosquera con banderas blancas invitando
al evento. Realmente nos hermanamos y demostramos que en esta parte del país
podemos trabajar juntos por un futuro mejor.
Escrito por:
WILLIAM RICARDO HERNANDEZ GARZÓN DOCENTE DE CIENCIAS SOCIALES
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